30 de enero de 2012

4 minutos...

Vi esta película cuando se estrenó en España en el 2007 y esta escena (en realidad toda la película!) me dejó muy 'tocada'... aviso para el que no la haya visto que es la escena final, pero no se desvela nada del argumento... sólo disfrutar de la extraordinaria interpretación de piano. 
Sigo viéndola años después y me sigue produciendo esa misma inquietante sensación... 4 minutos (Vier minuten) del director alemán Chris Kraus


28 de enero de 2012

esclavos energéticos

"En la Atenas clásica, había 300.000 esclavos trabajando para 34.000 ciudadanos libres.

En la Roma imperial, 130 millones de esclavos les facilitaban la vida a 20 millones de ciudadanos romanos.

En los años noventa del siglo XX, el habitante promedio de la Tierra tenía a su disposición 20 “esclavos energéticos” que no cesaban un instante de trabajar (es decir: ese habitante promedio empleaba la energía equivalente a 20 seres humanos que trabajasen 24 horas al día, 365 días al año).

En el año 2000, el petróleo proporcionaba mundialmente el equivalente a 22.000 millones de esclavos energéticos (para una población de 6.600 millones de habitantes)."

Colin Campbell
Peak Oil: a turning point for mankind"
VII Congreso Internacional de ASPO
Barcelona,2008.


Pero ese promedio de veinte esclavos energéticos per capita no puede ser más engañoso: el norteamericano medio, en los años noventa del siglo XX, usaba entre 50 y 100 veces más energía que el bangladeshí medio; el primero se servía de 75 “esclavos energéticos”, mientras que el de Bangladesh tenía a su disposición menos de uno.

Esa enorme diferencia en el uso de energía, de cien a uno --paralela a diferencias semejantes en el poder adquisitivo de unos y otros--, es lo que convierte a los ciudadanos ricos del Norte en “superhombres con superpoderes” .

Pero hay que advertir de inmediato que tan grande como su poder es su responsabilidad. Esos “superpoderes” pueden ponerse al servicio de la destrucción ecológica y la desigualdad social, o emplearse para fomentar la buena vida de todos los seres vivos sobre esta Tierra.

Crear Ciudades y Pueblos Sostenibles  
de Jorge Riechmann


22 de enero de 2012

sounds on the forest

The japanese cinematographer Seichi Hishikawa achieved the triple crown in 2011 in the Cannes Lion International Advertaising Festival with this impressive commercial... the touching ingenuity: "Xylophone"...



21 de enero de 2012

donde no se sueña con llegar a ser....

Moussa Ag Assarid, tuareg
"No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles...! Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo."















- ¡Qué turbante tan hermoso...!

- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.

- Es de un azul bellísimo...

- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...

- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?

- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

- ¿Por qué?

- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

- ¿Quiénes son los tuareg?

- Tuareg significa abandonados, porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgullosos señores del desierto, nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.

- ¿Cuántos son?

- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.

- ¿A qué se dedican?

- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio...

- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?

- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?

- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

- ¿Sí? No parece muy estimulante...

- Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...

- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?

- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?


- Vi correr a la gente por el aeropuerto... ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...

- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...

- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté... Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.

- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?

- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...

- ¿Tanto como eso?

- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

- ¿Qué pasó con su familia?

- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...

- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?

- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...

- Y lo logró.

- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

- ¡Un tuareg en la universidad...!

- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.

- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?

- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...

- Fascinante, desde luego...

- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor...

- Qué paz...

Aquí tienen reloj. Allí tenemos el tiempo.

Entrevista de Víctor-M. Amela a: Moussa Ag Assarid

16 de enero de 2012

la cultura y el consumo literario...

ARTÍCULO DE LA REVISTA DIGITAL 
PALANCA DE CAMBIO
Por: Santiago Cabrera Catanesi


Como dijo Arquímedes "dadme una palanca..." en este caso dadme una idea y veremos lo que se puede hacer. La idea de este fanzine o revista digital, es ofrecer una plataforma de salida a diferentes manifestaciones artísticas y culturales. Y crear, de este modo, una comunidad conjunta de libre expresión

¿qué nos hace más cultos, comprar libros, o leerlos?
Estimado (y entusiasta) lector, a continuación me dispongo a hablarle del E-book , pero para ello creo necesario hacerle un par de  aclaraciones: el E-book, lo que se conoce auténticamente por este nombre, no es ningún dispositivo electrónico “cool” que te permite leer libros y que ahora mismo está marcando tendencia. No. El E-book es un libro digitalizado, su esencia misma, es lo que lees; todo lo demás, son formas de acceder a él (ya sean readers, ipad, PDA, móviles, etc). La segunda aclaración es en referencia a sobre lo que voy a escribir: no voy a recomendarle marcas de lectores digitales, ni a comparar precios, no voy a hablar de medio ambiente, ni a acusarle de asesino de la tierra, lo que voy a hacer es, sencilla y llanamente, hablar del posible efecto del E-book en la sociedad.

Actualmente, el ser humano tiene a su disposición más de 20.000 libros en formato digital.  más de 20.000 de los que puede disponer de forma libre y legal. Si se le diese a un niño una forma de acceder a ellos, podría leer gratis el resto de su vida. No estoy perturbado cuando hablo de legalidad, ni soy un anti-sistema retobado que mira para otro lado cuando se habla de leyes, ya que son las leyes mismas las que nos protegen en este tema: según el Código español, los derechos sobre un libro tienen su permanencia un total de 70 años tras la muerte del autor. tras este tiempo, estos derechos se anulan. Autores como Shakespeare, Kafka, Tolstoi o García Lorca, cumplen con estos requisitos. 

Esto quiere decir, que nadie puede cobrarnos por acceder a sus libros. Por supuesto, si acudes a una librería, el buen librero hará lo posible porque elijas las versión más completa, con los mejores comentarios, y el mejor papel que hayas visto en tu vida, y (como no) te cobrará por ello. Y por eso estará pagando usted, por el papel, la  encuadernación, y la verborrea de un señor del que no ha oído hablar en su vida. Pero nunca (y cuando digo nunca, lo digo de forma enérgica) pueden cobrarnos por la experiencia vivida al leer un libro.

Pruebe usted a recordar el libro que más le haya gustado u odiado. manténgalo en su mente. ¿qué recuerda: la encuadernación, o los sentimientos que albergó al leerlo? Si su respuesta es la segunda opción le invito a que se cuestione conmigo: ¿Ha sido el e-book capaz de romper la barrera entre el soporte y el contenido? ¿Podría el ser humano ser capaz de diferenciar lo que lee del cómo lo lee? ¿Podríamos llegar a una era en la que, acceder a la literatura se superpusiese a poseerla?

Siendo capaz por tanto, de modificar la perspectiva del consumo de literatura, deberíamos considerar el e-book como un avance tecnológico de los últimos años. Ahí está el quid amigo lector. El primer documento digitalizado surgió en 1971 (hace cuarenta años para ser exactos), de mano de un informático llamado Michael Hart, cuya única intención fue la de darle punto de partida a la digitalización de aquellos textos libres de autoría o Copyright, creando el Proyecto Gutenberg (web actualmente en línea que dispone de una enorme cantidad de literatura exenta de copyright y en diversos idiomas). Después de cuatro décadas, el e-book parece estar aún en pañales. Después de cuatro décadas, la sociedad sigue mirando los libros digitales con recelo y desconcierto.

La realidad es que el libro digital, no es un avance tecnológico. El libro digital “fue” un avance cultural, obstaculizado y tergiversado por movimientos políticos, económicos y de mercado que han visto mayor rentabilidad en el papel, y que ha sido ahora (tras cuarenta años) cuando le han visto mejor salida al e-book: ¿o le parece casualidad que la terminología “e-book” se haya reducido a un soporte específico (el Reader)? El libro digital ha (re)surgido como un elemento mas de la ola consumidora, cuya función es la de satisfacer momentáneamente al cliente, que espera con ansias la salida del próximo artilugio electrónico “chic” que le permita deshacerse del anterior.  una vez más, la cultura se ve eclipsada por la mentalidad consumista a la que tanto estamos acostumbrados.

Es un hecho, por tanto, que el e-book tiene tanto aspectos positivos como negativos. Pero mi intención con este artículo no es otra que la de concienciar: el libro digital es un arma poderosa que puede crear o destruir (en sentido figurado). Pero no depende de en “qué manos caiga”, sino de “la mente en que lo haga.